domingo, 16 de enero de 2011

Un mendigo x Haití




Estuve este fin de semana con América Solidaria en la campaña Chile x Haití. Mil doscientas personas contraen cólera en Haití día a día, y la campaña busca enviar tratamientos y vacunas para evitar que la epidemia siga infectando a más gente. Ayer y hoy, estuvimos en supermercados inscribiendo socios y captando donaciones. Con $5000 compras una vacuna y le salvas la vida a un niño. Una realidad tan fuerte, que ni siquiera es necesario recurrir a un publicista.
En este tipo de actividades te encuentras de todo. Para empezar, sé que al abordar a alguien para pedirle cinco minutos de su tiempo no tengo por qué esperar que me los den. Que me ignoren, que me digan no, que me miren con cara de "vete al cuerno". Ok! Están en todo su derecho. Lo que no etá ok, es encontrarse con respuestas repugnantes como "y a mí que me importa Haití", o "yo ayudo a los niños de Chile mejor", como si la pobreza tuviera nacionalidades. O que la gente te mienta, como la mina que "iba súper apurada" y se sentó en la banca de al lado. La man o el man que te dicen "es que no tengo tarjeta de crédito" mientras la van guardando en la billetera, y el colmo de los colmos, el pituco que nos puso cara de seriedad absoluta para decir que él era pobre, pobre y luego lo vemos irse del supermercado en un convertible (¡!!).
Lo que digo es, tienen todo tu derecho a estar en desacuerdo con nuestra campaña, pero que respeten a quienes sí nos importa un bledo lo que pasa fuera de nuestra burbuja. Como esos que aunque no se hayan inscrito, sí te escuchan, porque les interesa, porque saben que hay más mundo. 
No quiero en todo caso contar historias de las que nada bueno sale, sino contar una historia en particular que me dejó con la fe en la humanidad bien plantada en el corazón.
Mientras los carros de supermercados desbordaban de bolsas y de desinterés por la campaña, un mendigo con muletas entró al supermercado en la mañana. Se subió a un carrito motorizado, hizo su compra, tomó sus muletas y se fue. Volvió al rato, y luego al otro rato. Cuando volvió como por cuarta vez, y cuando nosotros ya nos íbamos, se nos acercó. "¿Y de qué se trata esto?". Fue la primera persona que se acercó sin ser abordada por nuestro rápido discurso. Le respondimos. Su respuesta es la que aún me tiene con el corazón estrujado "Yo también quiero ayudar". Pero claro, él tenía un problema, y repitió la misma respuesta que ya había escuchado varias veces en el día "es que no tengo plata". Pero eso no lo iba a detener en su determinación por ayudar a Haití, si él no podía dar plata, él podía dar algo mucho más importante "Yo puedo mandar un saludo a la gente de Haití". Y su cara brilló de alegría con la sonrisa de quien cumple con su meta. Él había encontrado una solución. Nos pidió la información y se llevó la página web. No sé si sabría como entrar en la web, pero su cara me decía que encontraría la manera. Tomó sus muletas, el tríptico de la campaña y se fue con la cara en alto y feliz, porque nada lo diferenciaba del resto, él también podía ayudar, al igual que todos los que entraban y salían corriendo del supermercado.
Pero se equivocaba, él no es ni será igual a nadie. Él jamás pensó en la nacionalidad ni pensó en excusas para no ayudar, a él no teníamos que convencerlo de que es necesario ayudar. Él lo sabe. Pero ni es esto, ni sus harapos lo que lo diferencian, sino que este hombre, tenía más humanidad en su corazón que la pude reconocer en todo el fin de semana. Y eso lo diferencia y eso vale. Eso es lo que necesitamos por montones para superar la pobreza y para hacer de nuestra América una América más digna y más justa: HUMANIDAD.

4 comentarios:

  1. gran historia!!!!!!!!me encanto, gracias por compartir Natalia!!!

    pero no entendí que una vacuna vale 5000 dolares??no seran USdolares no???????

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  2. Jaja, no guapa! son cinco mil pesos chilenos, que equivale a unos diez dolaritos nada más ;)
    En qué andas tú loca??

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  3. Me emocionó hasta las lágrimas. Haremos llegar su saludo a Haití.

    Besos querida. Espero que nos encontremos pronto.

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