domingo, 2 de enero de 2011

Indignación

He estado apoyando en algunos temas específicos a una comunidad Pehuenche de Alto Bío Bío desde que volví a Chile. Apoyando un poco y recibiendo mucho. Lo habitual.
Por ahora, quiero mostrar la carta que redacté cuando recibimos un NO un tanto indignante. Así como son las cosas pequeñas de la vida las que te hacen feliz, hay cosas pequeñas que te hacen indignar. Aquí va:



Día a día somos testigos de grandes represiones hechas por la sociedad a las minorías. En particular a la minoría indígena de nuestro país.
Vemos noticias escandalosas que llenan la televisión y las portadas de los diarios. Sin embargo, creo que son las pequeñas acciones con las que las minorías se enfrentan día a día las que causan más daño y más indignación.
Es por eso que quiero hacer público uno de esos actos pequeños de los que me tocó ser testigo.
He estado apoyando a una comunidad Mapuche Pehuenche de Alto Bío Bío desde hace un tiempo. Específicamente al grupo We Monguen (Nueva Vida), cuya misión es dar a conocer su cultura a la sociedad y que ésta no se pierda dentro de su misma comunidad.
Con este fin se adjudicaron un proyecto de Futuro Sí, para realizar Talleres Culturales de Verano con los niños y niñas de sus comunidades. Algo que tanto las familias como los niños están esperando con ansias.
El financiamiento y la planificación para este proyecto están, sólo faltaba conseguir el lugar físico para realizar los talleres.  El único colegio existente con el espacio adecuado para realizar este proyecto es un colegio particular subvencionado y se negaron a prestar el apoyo.
Al ser un colegio particular subvencionado, está claro que están en su derecho de decir sí o no. Sin embargo, creo que este NO debe ir acompañado de razones. El hecho de ser particulares no quita el hecho de que prestan un servicio a la comunidad, y que por tanto hay un compromiso social que no se puede negar. Una de las razones formales dadas ante la negativa fue “La Escuela es particular y depende exclusivamente del manejo administrativo de su propietario, La Fundación Juan XXIII”. No pretendo imponer las acciones de la escuela, pero creo que este acto arbitrario muestra una falta de sensibilidad hacia la cultura que los rodea y en donde están insertos. 
Son los motivos y las razones de esta negativa las que me indignan, y las que demuestran que seguimos cerrando las puertas a nuestra cultura. Que seguimos reprimiendo a las minorías sólo por tener la posibilidad de hacerlo. En vez de apoyar y de incentivar iniciativas como esta.
Escuchar comentarios de parte de los representantes del colegio tales como “los niños ya hablan mapudungún, por lo tanto no necesitaban más cultura”, refuerzan mi creencia de este alienamiento.
¿Es sólo el idioma lo que nos representa culturalmente? Si es así, deberíamos suprimir también las actividades que realizamos en Septiembre. No imagino tener que luchar tanto para realizar una actividad cultural en fiestas patrias, cómo lo ha tenido que hacer We Monguen para sus talleres de verano.
Nada sacamos con cambiar leyes, crear leyes y programas de inclusión, si no cambiamos nuestra forma de ver y abordar la situación. Si nuestros pequeños comportamientos marcan la alienación, una gran ley no puede hacer mucho más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario