martes, 25 de enero de 2011

Si fuéramos capaces...

Si fuéramos capaces

Si fuéramos capaces…
…de escuchar antes de hablar,
de leer antes de escribir,
de dar antes que pedir,
de discutir para consensuar,
de consensuar para crecer,
de crecer para mejorar,
de mejorar para compartir,
de compartir para luego festejar,
de festejar para soñar,
de soñar para luego hacer,
de hacer y no solo pensar,
de pensar antes de actuar,
de actuar antes que esperar,
de no esperar y hacer,
de hacer y luego proponer,
de proponer en vez de imponer, …
…estaríamos haciendo pequeñas cosas, que tal vez formen parte de esas “cosas chiquitas” a las que se refiere Eduardo Galeano cuando dice: “Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan en actos, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.


(Un regalo que me dio un tontito por ahí)

viernes, 21 de enero de 2011

AYAYAY!

En Sangkhlaburi, en Tailandia, vivía con mis niños. En Whispering Seed, la ong que empezó un gringo loco llamado Jim, pequeñita pero con sueños grandes; vivíamos todos juntos. Mis niños, birmanos todos, hijos de padres y madres que arrancaron de Birmania y que en Tailandia se enfrentaron a quedarse sin sus padres por diferentes razones que no quiero contar.



Más que una ong, éramos una familia. Vivíamos todos juntos y teníamos nuestra propia idiosincrasia y nuestras propias costumbres. 

Esto incluye el tener nuestros propias formas de hablar, palabras y expresiones que de una u otra forma nos identifican. Hay una palabra en particular, una que no creo aparezca en el diccionario de la RAE. Esa palabra que decíamos cuando alguien dice algo incoherente, cuando las cosas no van saliendo muy bien, cuando ponemos la paciencia a prueba o sencillamente, cuando estamos hartos, la rítmica palabra: AYAYAY! 
Un poco a propósito y simplemente porque se me pegó, hoy, a miles de miles de kilómetros de mis niños, el Ayayay no me ha abandonado.Y me encanta recordarlos con cada Ayayay que esta vida me provoca.
Ayayay!!


lunes, 17 de enero de 2011

¿Sabía usted por qué la sopaipilla lleva un hoyo al medio?



Participando de un Nguillatún el fin de semana pasado, lo que más comimos fue sopaipillas. El Nguillatún se hace al aire libre, en una pradera entre montañas, y lo que se come lo cocinamos en fogata, incluida la sopaipa.
Se pone un caldero en la fogata con aceite, a la altura del suelo, pero entonces: ¿Cómo rayos sacamos la sopaipilla del aceite? Es ahí donde la existencia del oyito del medio cobra todo el sentido. Con una ramita (la que se obtiene del árbol más cercano), uno le achunta al oyito, y saca la sopaipilla!
No creo que sea posible ser más ingenioso.
Y así es como queda descifrado uno de los grandes misterios de la tradición chilensis: El hoyito de la sopaipilla.

domingo, 16 de enero de 2011

Un mendigo x Haití




Estuve este fin de semana con América Solidaria en la campaña Chile x Haití. Mil doscientas personas contraen cólera en Haití día a día, y la campaña busca enviar tratamientos y vacunas para evitar que la epidemia siga infectando a más gente. Ayer y hoy, estuvimos en supermercados inscribiendo socios y captando donaciones. Con $5000 compras una vacuna y le salvas la vida a un niño. Una realidad tan fuerte, que ni siquiera es necesario recurrir a un publicista.
En este tipo de actividades te encuentras de todo. Para empezar, sé que al abordar a alguien para pedirle cinco minutos de su tiempo no tengo por qué esperar que me los den. Que me ignoren, que me digan no, que me miren con cara de "vete al cuerno". Ok! Están en todo su derecho. Lo que no etá ok, es encontrarse con respuestas repugnantes como "y a mí que me importa Haití", o "yo ayudo a los niños de Chile mejor", como si la pobreza tuviera nacionalidades. O que la gente te mienta, como la mina que "iba súper apurada" y se sentó en la banca de al lado. La man o el man que te dicen "es que no tengo tarjeta de crédito" mientras la van guardando en la billetera, y el colmo de los colmos, el pituco que nos puso cara de seriedad absoluta para decir que él era pobre, pobre y luego lo vemos irse del supermercado en un convertible (¡!!).
Lo que digo es, tienen todo tu derecho a estar en desacuerdo con nuestra campaña, pero que respeten a quienes sí nos importa un bledo lo que pasa fuera de nuestra burbuja. Como esos que aunque no se hayan inscrito, sí te escuchan, porque les interesa, porque saben que hay más mundo. 
No quiero en todo caso contar historias de las que nada bueno sale, sino contar una historia en particular que me dejó con la fe en la humanidad bien plantada en el corazón.
Mientras los carros de supermercados desbordaban de bolsas y de desinterés por la campaña, un mendigo con muletas entró al supermercado en la mañana. Se subió a un carrito motorizado, hizo su compra, tomó sus muletas y se fue. Volvió al rato, y luego al otro rato. Cuando volvió como por cuarta vez, y cuando nosotros ya nos íbamos, se nos acercó. "¿Y de qué se trata esto?". Fue la primera persona que se acercó sin ser abordada por nuestro rápido discurso. Le respondimos. Su respuesta es la que aún me tiene con el corazón estrujado "Yo también quiero ayudar". Pero claro, él tenía un problema, y repitió la misma respuesta que ya había escuchado varias veces en el día "es que no tengo plata". Pero eso no lo iba a detener en su determinación por ayudar a Haití, si él no podía dar plata, él podía dar algo mucho más importante "Yo puedo mandar un saludo a la gente de Haití". Y su cara brilló de alegría con la sonrisa de quien cumple con su meta. Él había encontrado una solución. Nos pidió la información y se llevó la página web. No sé si sabría como entrar en la web, pero su cara me decía que encontraría la manera. Tomó sus muletas, el tríptico de la campaña y se fue con la cara en alto y feliz, porque nada lo diferenciaba del resto, él también podía ayudar, al igual que todos los que entraban y salían corriendo del supermercado.
Pero se equivocaba, él no es ni será igual a nadie. Él jamás pensó en la nacionalidad ni pensó en excusas para no ayudar, a él no teníamos que convencerlo de que es necesario ayudar. Él lo sabe. Pero ni es esto, ni sus harapos lo que lo diferencian, sino que este hombre, tenía más humanidad en su corazón que la pude reconocer en todo el fin de semana. Y eso lo diferencia y eso vale. Eso es lo que necesitamos por montones para superar la pobreza y para hacer de nuestra América una América más digna y más justa: HUMANIDAD.

miércoles, 12 de enero de 2011

Seguimos el camino a Itaca


Es raro este asunto de la intuición. Pero cuando volví a Chile, sabía que no iba a ser por mucho. Fui desganada a un par de entrevistas para trabajos sociales acá, pero quedé contenta cuando me dijeron que no. Me ofrecieron  postular al consejo de América Solidaria, y sin pensarlo mucho dije: sería irresponsable de mi parte postular si lo más probable es que trabaje fuera de Chile.
Y así, sin buscar mucho, dejando que la vida confabule a mi favor como siempre ha hecho, un domingo me puse a hojear una revista que estaba en el living de los Poo Pérez. En una columna un poco escondida, aparecía un reportaje de una ong llamada Africa Dream. Siguiendo esto de la intuición me metí a la web para descubrir que es una ong que manda voluntarios a proyectos en África, muy similar al modelo de trabajo de América Solidaria.
Necesitaban tres perfiles que no coincidían con el mío para abril. La corazonada me dijo que escribiera igual. Me marketeé bien marketeada, poniendo en práctica los dotes de la mejor alumna de marketing (y me jacto de ello, porque el resto de los ramos los pasaba con 4 y con suerte), y sin más demora el lunes en la mañana me pidieron que fuera a reunión en la tarde. Cuando las cosas están destinadas a ser: son. Así de rápido. Fui, y daba la coincidencia de que llevaban mucho tiempo buscando a alguien del área administración, para ayudar con la administración de la escuela en Malamulele, un pueblo sudafricano en la frontera con Zimbawe. La pregunta fue: te podrías ir mañana? Y después de las entrevistas de protocolo, del psicológico, en el que vi un cocodrilo que nunca había visto y que me tenía un poco asustada pensando en que me iban a calificar de loca; hoy me confirmaron. Me voy por un año, o más, a Malamulele.
La administración de la escuela es lo urgente, porque tienen la escoba. Pero la población cercana es un plano en blanco para comenzar con proyectos  de intervención y de desarrollo, en lo que algo tengo de experiencia. Ya tengo la cabeza llena de sueños y el corazón que me late a mil con ideas.
Por ahora, ponerme al día con las vacunas, sacar el pasaporte de nuevo, que el actual se me vence con la mitad de las hojas llenas de estampillas, ver lo de la visa, pasajes, charlas de inducción, todo lo más flash posible, para poder irme lo antes posible.
Feliz? Emocionada? Con ansias? De manera que no podría explicar.
Mi papá me regaló mi primer atlas a los siete años, y desde entonces que vengo planificando viajes para ir a "ayudar a la gente" (es todo tu culpa, Papá!!). África inevitablemente aparecía siempre como la primera opción, y después de veinte años de planificación, por fin empaco para África.
Dios es sabio, partí conociendo realidades de Chile que me impactaron y que fueron afirmando las "ganas de ayudar". Luego me tocó enfrentarme a una realidad más dura en Ecuador, realidades que te llenan de indignación y de energía para seguir luchando. A este viaje me fui con el miedo de descubrir que no me la podía, que esta vida que elegí es más fuerte que yo. Pero afortunadamente no fue así.
Luego India con esa pobreza que no da respiro y mis niños Birmanos con sus historias que aún me duelen y con sus sonrisas que aún me hacen vibrar de emoción. El punto es que trabajar en contra de la pobreza te afecta, las historias que vives, la miseria que ves día a día te afecta. Siento que he ido dando pasos graduales antes de encontrarme con el continente que estadísticamente lidera en pobreza y en inhumanidad.
No es que quiera hacer ranking, una historia desgarradora y escenas de pobreza que te rajen el alma encuentras acá en Chile, en América Latina, Europa y en donde sea, pero es necesario prepararse. Cuando esto no es algo transitorio, sino que es mi opción de vida, siento que es necesario. Y creo que Dios me ha llevado por los pasos necesarios para ir entendiendo con prudencia mi destino y la vida que ambos queremos para mí. He ido superando etapas de a poco, confiando en este amor que me mueve y que solo puedo llamarlo Dios.
Estoy feliz. Siento el apoyo de los que me aman, siento esa energía y me la llevo conmigo. La necesito conmigo.
Y así sigue el viaje a Ítaca, ese destino al que quiero llegar solo al final de mi vida. Mientras, como Ulyses, a disfrutar de este viaje que es la vida, y a convertir realidades en sueños.

http://maps.google.cl/maps?f=q&source=s_q&hl=es&geocode=&q=Malamulele,+Sud%C3%A1frica&sll=-35.675147,-71.542969&sspn=50.820941,113.027344&ie=UTF8&hq=&hnear=Malamulele,+Far+North,+Provincia+de+Limpopo,+Sud%C3%A1frica&ll=-23.079732,30.761719&spn=29.011206,56.513672&z=4

miércoles, 5 de enero de 2011

Kimelayu Ka Kiman



Ya he contado por ahí que cuando nos juntamos con Eva (ver entrada anterior: Oda a Eva) nos volvemos wei wei lonco, locas de la cabeza, empezamos a soñar y a soñar, a planificar y a planificar. Después de varios mates, hemos llegado a una propuesta que nos ha tenido como quinceañeras saltando de alegría con cada visión de "Kimelayu Ka Kiman". Como notarán, está mal escrito el título en este plano inicial, pero aún así, debo decir que mi mapudungún mejora día a día. Lo que en realidad implica aprender una nueva palabra al día o aprender a pronunciar una sílaba al día.
Para que no se alboroten más de curiosidad, les cuento entonces de qué va Kimelayu Ka Kiman.
Es un Centro Informativo y de Educación emplazado en Ralco, a los pies de Los Andes y bordeando el mítico Bío Bío. We Monguén, la organización que inició Eva junto al apoyo de las mujeres Pehuenches de la zona; trabaja en la confección de artesanías que perpetuan las tradiciones ancestrales del pueblo Pehuenche. Como estas mujeres quedaron viviendo una en la punta del cerro y la otra en la otra punta, (después de un por sobre todo justo proceso de redistribución de tierras de los empresarios de la represa), el proceso de comercialización, para que la subsistencia sea posible, se complicó un poco.
Entonces tener un centro que las reuna surgió como una primera idea y necesidad. Y este centro funcionará como plataforma comercial de sus productos.
A la vez, para cumplir con la misión de We Monguén de perpetuar su cultura tanto dentro como fuera de su comunidad, el centro va a funcionar como centro de exposiciones y estará abierto a propuestas que se alineen con nuestra misión.


Aunque los planos de Kimelayu Ka Kiman no podrían estar más claros, los explicaré:
Ruca Principal: Construida según una típica ruca Pehuenche, con un ktralwe, fogón, al centro. Tendrá un espacio para la comercialización de los productos y otro para mantener una exposición de nuestra cultura.
Ruca Kadawe Kaquimquimtuwe: Acá se darán charlas, capacitaciones y estarán los telares y la maquinaria necesaria para realizar talleres y para mostrar el trabajo del hilado.
Ruca Allkutoin Dungu: Eva realizó un taller de producción de material audiovisual en Guatemala, y la ñaña, hermana, tiene talento. Ya ha realizado algunos videos y pretendemos realizar más, de forma de contar con material constante de exposición y de poder enviarlo a distintos lugares del mundo.
Ruca Llal Ntracawe: Será la única ruca con piso, las otras, serán de tierra, como lo es en las rucas Pehuenches. Acá estarán los baños, porque es necesario que hagamos pis; cocina, porque siempre hay que tener un espacio para golosear, y una oficina, porque siempre hay que tener un espacio para la siestecita.
En los alrededores tendremos dos espacios de invernadero: uno para técnicas agrícolas de manejo familiar, y otro para plantas medicinales Pehuenches Mapuches.
Lo más importante, es que Kimelayu Ka Kiman será un espacio de reunión, para celebrar nuestra cultura, para expandirla, para que todos podamos empaparnos de ella y de la cosmovisión y sabiduría Pehuenche. Para que sus familias se sustenten por medio del esfuerzo de su trabajo, para que mantengan sus tradiciones y técnicas ancestrales. Para qué mantenerlas? Porque han sido felices viviendo en comunidad y con sus tradiciones. Porque respetan la naturaleza y viven en armonía con ella. Porque jamás dejan de darle la mano a un hermano. No es buena idea entonces conocer y aprender?


Estarán todos invitados a la inauguración!!

domingo, 2 de enero de 2011

Oda a Eva


Eva es de esas personas sensacionales que la vida decide regalarte. De esos regalos con Bonus, porque cada vez que estás con ella te sorprende. Una nueva sorpresa, un nuevo regalo.
Conociendo a Eva he podido conocer más de su cultura Pehuenche. Digo esto con bastante patudez. Si es que no conoces nada de una cultura, cada cosa que se aprende es más. Digo esto con bastante vergüenza.
Crecí en Temuco, y aun así, poco y nada conozco de la cultura indígena de mi país. He salido a conocer culturas del mundo sabiendo poco de la mía. Algo que pretendo cambiar en esta visita por Chile.
Proponerse metas y luchar para alcanzarlas, es algo que tenemos en común con Eva. Pero de esta torta yo, muy lady, no me como más que una porción (algo poco habitual en mí). La golosa es Eva, ella se come el resto de la torta con sabor a lograr sus propósitos y con una cereza de triunfo. Claro que al cocinero se le cayó un chorrito de salsa amarga y una que otra pizca de frustración, que hay que tragárselas dejando siempre para el final el mordisco más dulce, el que te deja con la sonrisa de un paladar satisfecho y de saber que lo amargo nada te impidió.
Y sus propósitos son bellos. Son lindos.
Cuando has crecido con tradiciones maravillosas como las Pehuenches, no te queda otra que estar orgulloso de serlo. Eva va más allá. Su sueño, su peuman, es que el mundo conozca esta cultura. Y cuando digo el mundo, lo digo literalmente, que Europa y Latinoamérica son testigos de la genialidad de esta mujer y del encanto de su cultura. Testigos de una inspiración que se vuelve tangible.
Y es así como con Eva he ido aprendiendo, conociendo, disfrutando.
Mi favorito: es que con Eva hemos ido soñando, y cuando nos juntamos nos volvemos Wei Wei Lonco, locas de la cabeza. Nos llenamos de sueños y de ideas para bajarlos del cosmos a la tierra. A la tierra Pehuenche. A esas montañas en las que da gustito perderse.
Pero ésta no es Eva. A Eva hay que conocerla. Dejar que te hable y presenciar la pasión furiosa que es Eva. Y que como toda mujer, siempre tiene terrones de dulzura que se derriten en el fuego que la enciende. A Eva hay que conocerla. A su cultura tenemos que conocerla.

Indignación

He estado apoyando en algunos temas específicos a una comunidad Pehuenche de Alto Bío Bío desde que volví a Chile. Apoyando un poco y recibiendo mucho. Lo habitual.
Por ahora, quiero mostrar la carta que redacté cuando recibimos un NO un tanto indignante. Así como son las cosas pequeñas de la vida las que te hacen feliz, hay cosas pequeñas que te hacen indignar. Aquí va:



Día a día somos testigos de grandes represiones hechas por la sociedad a las minorías. En particular a la minoría indígena de nuestro país.
Vemos noticias escandalosas que llenan la televisión y las portadas de los diarios. Sin embargo, creo que son las pequeñas acciones con las que las minorías se enfrentan día a día las que causan más daño y más indignación.
Es por eso que quiero hacer público uno de esos actos pequeños de los que me tocó ser testigo.
He estado apoyando a una comunidad Mapuche Pehuenche de Alto Bío Bío desde hace un tiempo. Específicamente al grupo We Monguen (Nueva Vida), cuya misión es dar a conocer su cultura a la sociedad y que ésta no se pierda dentro de su misma comunidad.
Con este fin se adjudicaron un proyecto de Futuro Sí, para realizar Talleres Culturales de Verano con los niños y niñas de sus comunidades. Algo que tanto las familias como los niños están esperando con ansias.
El financiamiento y la planificación para este proyecto están, sólo faltaba conseguir el lugar físico para realizar los talleres.  El único colegio existente con el espacio adecuado para realizar este proyecto es un colegio particular subvencionado y se negaron a prestar el apoyo.
Al ser un colegio particular subvencionado, está claro que están en su derecho de decir sí o no. Sin embargo, creo que este NO debe ir acompañado de razones. El hecho de ser particulares no quita el hecho de que prestan un servicio a la comunidad, y que por tanto hay un compromiso social que no se puede negar. Una de las razones formales dadas ante la negativa fue “La Escuela es particular y depende exclusivamente del manejo administrativo de su propietario, La Fundación Juan XXIII”. No pretendo imponer las acciones de la escuela, pero creo que este acto arbitrario muestra una falta de sensibilidad hacia la cultura que los rodea y en donde están insertos. 
Son los motivos y las razones de esta negativa las que me indignan, y las que demuestran que seguimos cerrando las puertas a nuestra cultura. Que seguimos reprimiendo a las minorías sólo por tener la posibilidad de hacerlo. En vez de apoyar y de incentivar iniciativas como esta.
Escuchar comentarios de parte de los representantes del colegio tales como “los niños ya hablan mapudungún, por lo tanto no necesitaban más cultura”, refuerzan mi creencia de este alienamiento.
¿Es sólo el idioma lo que nos representa culturalmente? Si es así, deberíamos suprimir también las actividades que realizamos en Septiembre. No imagino tener que luchar tanto para realizar una actividad cultural en fiestas patrias, cómo lo ha tenido que hacer We Monguen para sus talleres de verano.
Nada sacamos con cambiar leyes, crear leyes y programas de inclusión, si no cambiamos nuestra forma de ver y abordar la situación. Si nuestros pequeños comportamientos marcan la alienación, una gran ley no puede hacer mucho más.