martes, 21 de octubre de 2014

Llegamos a Kathmandu

Ayer estaba sentada en la terraza del hotel en Pokhara, un hotel que se escapa del hotel promedio de viaje, esos regaloneos que uno debe darse mientras viaja por muy budget que sea el viaje. Un par de suizos empezó a partir un queso con pan y unas copas de vino. Y me golpeó uno de esos escasos momentos del viaje en los que quisiera estar en casa, sin mochila, con vino y con queso, sin tener que pensar en el próximo bus, sin tener que regatear con nadie, sin que te digan “train arrives at eleven…and sometime”, sin que el bus pare en medio de la nada con un grito de “toilet time!”, y en fin, todas esas cosas que me encantan y me hacen querer seguir viajando, pero que en un microsegundo te agotan. Y así y todo, los suizos no nos convidaron queso.

Llegamos a Nepal tomando un tren nocturno desde mi amada Varanasi a Gorakpur. Un local bus desde Gorakpur a Sonauli. Caminamos a inmigración en vez de tomar ciclo rickshaw. Por suerte. El taco era grande y con calle sin veredas apenas podíamos pasar nosotras. Salimos caminando de India y entramos caminando a Nepal. Un formulario, una foto y un pago. La Visa para Nepal estaba lista. 



Seguimos hacia el primer destino en Nepal, Lumbini, el lugar de nacimiento del Buda.

Wow! El lugar de nacimiento del Buda. No es que ande de peregrina, pero el tema tenía su gracia. En teoría. Un pueblo más en Nepal con 5 hostales en una cuadra y un par de restaurantes. Nos fuimos a la mañana siguiente y llegamos a Pokhara que resultó un sueño.

Leí en alguna parte que Pokhara es “shamefully touristy”. Pero como me dijo una amiga, “y qué si es vergonzosamente turístico?! Al menos se encuentra buen café”. Además,  bosques semi tropicales, lago y los Himalayas abrazando el lago, pues claro que el lugar es turístico. Y qué. Es hermoso.

La parte de los Himalayas que abraza el lago se conoce como Annapurna. El lugar en el que, poco antes de llegar nosotras, hubo una fuerte y terrible tormenta de nieve que implicó la pérdida de muchos. Con esto, la idea del trek al Campamento Base del Everest empezó a desvanecerse. Sumado a que mi tos no se me quitaba del todo, a que la Mae también se resfrío, a que intentamos por todos los medios de comprar los pasajes,  pero no había caso; pues me senté y dije “esto no está fluyendo, no voy a forzar algo que claramente no quiere pasar”. Así que cambio de planes, como siempre, "lo único que nunca cambia es el cambio".   

Detrás de las nubes están los Himalayas.
Los vi, pero andaba sin cámara.


Hoy llegamos a Kathmandu, hasta ahora hemos explorado la cafetería de la vuelta de la esquina, toda una aventura coronada con un blueberry cheescake y una limonada apoteósica. Absolutamente listas para empezar mañana a recorrer la ciudad de los templos y a darnos el tiempo para esos maravillosos rincones cercanos a Kathamandu que ahora exploraremos con más holgura. Después de todo, la primera aventura de Indiana Jones fue en esta ciudad, algún tesoro habremos de encontrar, no? 

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