sábado, 4 de octubre de 2014

… la Paz de Ladakh (Parte 2)

Ladakh es parte de la región Jammu & Kashmir del norte de India. Es principalmente budista y queda enclavada en los Himalayas. Todos sus poblados están cercanos a los 4 mil metros de altura, y los pasos para moverse de un lugar a otro incluyen el paso más alto del mundo a 5.630 metros de altura.

"Quedarse por más de 20-25 minutos puede ser dañino para la salud" 

Junto a la altura, los caminos para moverse de un lado a otro son estrechos, casi senderos en algunos tramos, con precipicios y muchas de éstas rutas están rankeadas como “las más peligrosas del mundo”. A esto, hay que sumarle las habilidades al volante de los choferes indios. De los lugares que he visitado, en ninguno manejan tan mal como en India y en Bangladesh. Fuimos al Pangong Tso, un lago mitad indio mitad chino, y tuvimos a un conductor del terror! Que para colmo, antes de llegar al paso de 5.300 metros, se mete en un hoyo y nos tocó bajar a empujar el jeep. Por suerte el lago era tan maravilloso e intenso que todo valía la pena.



Aparte de este pequeño detalle caminístico, Ladakh sigue siendo un lugar de mucha paz. Y acá viene la ventaja de estar viajando con el Pancho Museo: maneja moto. Se atrevió con el tránsito indio y con manejar por la izquierda. Arrendamos una moto y partimos entre montañas y monasterios recónditos. Al final, tuve que guardar la cámara de fotos y sencillamente disfrutar de las montañas, porque no hay foto que capte la inmensidad que se siente en estos desiertos de montaña.







También pasamos por la antigua ruta de la seda entre India y China: Nubra Valley, con la suerte de que Nassim resultó ser un excelente conductor. Pasamos por villas pequeñas, más monasterios, ríos, más montañas, y ya que andábamos en la onda tour, había que hacerla completa. Terminamos el día andando en dromedario por las dunas. Y Perita, ¡vi uno que lloró!




Con la moto, también fuimos a ver el proyecto de un ingeniero indio medio rebelde (con el que se inspiraron para la película “Three Idiots”, que recomiendo verla). Tiene una especie de centro educativo alternativo con energías limpias y creativas, auto cultivo, deporte y varios. Hasta hacen una pista de hockey sobre hielo en invierno! Una locura fenomenal de este indio. Más allá de la descripción técnica, en la que sé estoy fallando, el lugar tiene un ambiente que no voy a describir acá porque no podría, pero tengo que mencionarlo al menos, porque fue una visita alucinante.




Y es que la gente de Ladakh tiene algo. Fuera  de lo impresionantes que son los paisajes de Ladakh, no hay nada como sus habitantes. Todos te saludan con una sonrisa de paz y un “ju-le” (se lee yile: hola). Nos quedamos en Bhoto Guest House en Shey. La manejaba Thinles y su esposa Sonam. Todos los días nos preparaban cena y desayuno. Uno de los mejores cocineros con los que me cruzado en la vida. Apenas llegábamos a la casa nos regaloneaban con un chai o un té de azafrán. Se las arreglaron para que no fuera una estadía más, fue un hogar. Junto con Payal y el abuelo de Thinles que aparecía sonriendo de repente a recolectar las manzanas del patio. Todavía los siento hogar.



El día en que nos íbamos, Sonam nos regaló un momento mágico. Apareció con un atado de telas, vistiendo su traje típico de mujer Ladaki y nos llama a mí y a Payal. En la bolsa llevaba el vestido que tenía guardado del matrimonio de su madre y del suyo. Y nos viste a mí a y Payal con ese tesoro de olor a naftalina. Indescriptible.




De Laddakh partimos a Manali, muy lindo y muy genial, pero sigo extrañando Shey. A Thinles, a Sonam y a Payal. A este hogar que sigue latiendo entre los Himalayas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario